Fin de la pobreza

El embarazo adolescente afecta de manera desproporcionada a las poblaciones de los estratos socioeconómicos más bajos: las adolescentes que se encuentran en el quintil más bajo de riqueza reportan un 18,4% más de incidencia en embarazos que las del quintil más alto, indicó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Hoy en día, es reconocido como uno de los principales factores que perpetúan la pobreza en los países de medianos y bajos ingresos: sus consecuencias –sociales, económicas y médicas– repercuten en la calidad de vida tanto de la joven, como de su hijo, de su familia y hasta de sus comunidades.

Nuestro objetivo central es romper los ciclos de pobreza de madres adolescentes. Por eso, hemos diseñado e implementado un modelo integral que ofrece servicios de atención en salud, educación, formación técnica laboral e inserción en el mercado laboral formal, para que las jóvenes conozcan y ejerzan sus derechos, adquieran inteligencia e independencia emocional, se incorporen y participen en la sociedad, y generen ingresos dignos y estables para la superación de su situación de pobreza. De esta manera, ellas crean ciclos de bienestar para sus hijos, familias y comunidades.

Además, prevenimos los embarazos subsecuentes en este tipo de población, que tiene altas probabilidades de tener un segundo embarazo, mediante la educación y promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Un estudio de la Universidad de los Andes y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) estima que el 20% de las adolescentes colombianas queda embarazada por segunda vez entre 7 y 14 meses después del primer parto y el 33% entre 14 y 24 meses después. En otras palabras, el 53% de las adolescentes que tienen un hijo, tiene un segundo hijo en un período de 2 años. Esto implica mayores costos sociales y económicos, así como una probabilidad nula de superar la situación de pobreza. En cambio, el 99,7% de nuestras beneficiarias no vuelve a quedar embarazada en los 6-7 años posteriores a nuestra intervención.

De esta manera, cambiamos paradigmas culturales, rompemos patrones y le ahorramos al sistema de salud colombiano 45.279.999 pesos (14.157 mil dólares) por cada embarazo adolescente evitado.

Hasta ahora, hemos transformado la realidad de más de 250 mil personas: hemos trabajado con 4.326 jóvenes en Cartagena y 250 en Medellín, y sus hijos, familias y comunidades también se han visto beneficiados a través de nuestros programas de intervención.

Nuestro impacto está orientado a las metas 1.1, 1.2, 1.3, 1.4 y 1.5 del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) FIN DE LA POBREZA.

Hemos transformado la realidad de más de

280.000 personas